domingo, 9 de enero de 2011

Missa pro defunctis... requiem por el alma muerta de los vivos, y el alma viva de los muertos.

Lluvias que la nada riegan, desde la terrenal negrura;
Negras aguas que me anegan, que me arrancan el aliento;
Me devuelve la abyecta mirada, su esbelta y oscura figura;
Y mi ya poca esperanza, esparcida por el viento.

Ímpetu glorioso vivo, en estertor agotado;
Baldía ya su gran belleza, enmascarada en su antifaz;
Noche eterna sumida, en lo que un día nos fue dado;
A los que moráis viviendo entre los muertos;
Descansad en paz.



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Dedicado a todas esas personas que han creado un monumento al honor, al mérito, al altruísmo y a la verdad.
Dedicado a todos aquellos que de estar vivos se sentirían orgullosos de recibir nuestras lágrimas.
Dedicado a todos esos ángeles sin alas, esclavos de su buena voluntad, que han dado lo mejor de si mismos.
Esto va por vosotros: No os hemos olvidado, y no os olvidaremos.

No somos sino vuestro reflejo, vuestro legado en este, ya no vuestro tiempo; no somos sino la hojarasca que aún no prende por que no ha salido el sol; no somos sino vosotros, mas antes de llegar al mismo desenlace.

Que la eternidad os confiera la calma perfecta que nosotros envidiamos.




Como escribio Charles Bukowski:

Los muertos no necesitan aspirina o tristeza supongo. Pero quizas necesitan lluvia.






... La verdad os honra... la honradez os otorga la verdad...

Sois libres. Hasta siempre.



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